Cobrar una deuda hoy en día se ha convertido en todo un arte… o mejor dicho, en un deporte extremo. Y no, no estoy hablando de skate o bmx, sino de una disciplina mucho más dura: lidiar con tu moroso.
Si alguna vez has intentado que te paguen lo que te deben, sabrás que se requiere la resistencia de un ciclista de fondo, la flexibilidad de un gimnasta y la paciencia de un arquero.
En este deporte, no hay medalla de oro para el que cobra primero, pero sí hay un sinfín de diplomas de paciencia para quien sobrevive a la avalancha de excusas creativas que solo los morosos más experimentados pueden inventar. Desde las acrobacias verbales más osadas hasta los saltos mortales de lógica para esquivar un pago, estas excusas te harán sentir que estás participando en un decatlón emocional.
Y es que en este deporte, mientras más creativo sea el moroso, más entrenamiento necesitas para mantener la calma (y la fe en la humanidad).
Por eso hoy te traigo este Top 10 de las excusas de oro que te harán pensar que cobrar es, sin lugar a dudas, un deporte olímpico. Y, como bonus, algunas respuestas afiladas como mi katana para que puedas darle la vuelta al marcador y salir victorioso. Al menos en espíritu.
Porque al final del día, una excusa es solo eso: una bonita manera de decir que no van a pagar… por ahora.
Las típicas excusitas de oro de los morosos
1. Vaya, pues no he recibido tu factura…
Ah, la clásica. Es como el “comodín” de las excusas, el equivalente a lanzar una bola curva en el último momento. Este pretexto tan antiguo como el tiempo, te enfrenta a una realidad paralela donde, misteriosamente, tu factura – y probablemente también tus consiguientes friendly reminders – se han perdido en un limbo digital …o en el triángulo de las Bermudas.
Y aunque a veces es cierto que las facturas pueden perderse, la frecuencia con la que esto ocurre en el universo del moroso reincidente es, como mínimo, sospechosa.
Lo mejor de todo es que, al usar esta excusa, el moroso abre la puerta a extender el plazo de pago mientras te pide que le envíes (de nuevo) tu factura. Eso sí, esta vez promete revisar constantemente su bandeja de spam (donde, curiosamente, sólo aterrizan tus facturas) y se pone serio cuando te asegura que, una vez recibida, el pago será inmediato. Pero claro, sabemos que este «inmediato» puede alargarse más que una telenovela.
Ante esta excusita, no te quedes con las ganas de responder a tu moroso:
Descuida, voy a enviarte la factura con tanto seguimiento que hasta los drones de Amazon van a envidiar mi logística.
Y, si quieres, puedes guiñarle un ojo 😉 Seguro que no le deja indiferente.
2. Estoy esperando un pago grande, te pago en cuanto lo reciba
Oh! Esta excusa me encanta porque da mucho juego. Aunque a primera vista no lo parece, es brillante y, cuanto más la analizas, más te das cuenta de que en su sencillez se esconde una obra de arte que persigue la evasión de responsabilidades a la vez que apela a la solidaridad. Sí amigo, a tu solidaridad. Flipa.
Es una de esas excusas que, como un buen lanzamiento de jabalina, busca desviar la atención lo más lejos posible de la obligación de pagar.
Con este pretexto, el moroso se convierte en una especie de inocente intermediario cósmico que no puede cumplir con sus obligaciones hasta que otro ente misterioso lo haga primero. Es como un efecto dominó en el que las fichas caen de manera interminable, llevando la deuda hacia atrás en el espacio y el tiempo, tal vez incluso hasta la era de los dinosaurios.
La pelota no está en mi tejado, está en el del vecino… o quizás en el del vecino del vecino.
Y lo más ingenioso es que, además, esta excusa tiene un cierto aire de inevitabilidad compartida, como si todos en la cadena de deuda estuvieran atrapados en una especie de carrera de relevos interminable, pasando la excusa de uno a otro hasta que, con suerte, alguien asuma la responsabilidad.
Es una manera perfecta de crear un laberinto financiero del cual es casi imposible salir sin perderse y del que, como te descuides, el boomerang puede golpearte en la frente y que acabes siendo el culpable. ¡Todo esto es culpa tuya, Minotauro!
Pero no desesperes, ninguna excusa es infalible, y con un toque de humor puedes darle un giro a la tuerca que consiga que a tu moroso se le apague el efímero brillo de victoria que proyectan sus dichosos ojillos.
Qué interesante amigo moroso… Si seguimos tirando del hilo, tal vez descubramos que yo también te debo dinero a ti. O tal vez a un triceratops. ¿Quién sabe? El jurásico fue una época muy confusa. Anda, pásame las llaves del DeLorean a ver si evito que tus padres se conozcan.
…..TO Be CONTINUED
No te pierdas el siguiente post: Vol II. Top 10 Excusas de los morosos.
¿Y tú, amigo lector?
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Muy bueno ! Gran pasatiempo Socio
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